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Antonio Cortázar Urdaneta

 

(1928-2011)

 

In Memorian

 

La reciedumbre y verticalidad del carácter fue el legado más sobresaliente de los muchos que dejó  don Antonio.

 

Próximo a culminar sus estudios secundarios en el Colegio de San Bartolomé La Merced en 1946, el reto provocador de un sacerdote justamente exasperado por la algarabía de un grupo de adolescentes, no lo amilanó pese al riesgo evidente que siempre reconoció haber asumido con plena consciencia. Si bien la reacción inmediata fue la expulsión fulminante, cuando los ánimos se decantaron e imperó la calma la institución concedió que el padre debió actuar distinto, readmitiendo al estudiante Cortázar. Gracias a su actitud además del grado se ganó el reconocimiento y aprecio de otro sacerdote en ese entonces también joven y lleno de carácter, que años más adelante sería su guía académico en la facultad de derecho de la Universidad Javeriana y gran amigo de la vida, el padre Gabriel Giraldo.

 

Bajo la dictadura del General Rojas una vez tuvo que apearse de un tren en movimiento en el que viajaba de la hacienda de su padre hacia Bogotá para evitar la reacción incierta de unos esbirros del gobierno por unos comentarios contra el régimen que no calló, así como tampoco se amilanó cuándo siendo director de la División de Arancel del Departamento de Aduanas del Ministerio de Hacienda prefirió renunciar antes que ceder a presiones indebidas, lo que generó la solidaridad de toda la División, que terminó dimitiendo en masse, hecho actualmente impensable.

 

No era extraño que despertara estos sentimientos tan particulares de solidaridad. Su  don de gentes y  filis fue otro gran legado. En su larga carrera en el mundo empresarial donde tuvo un papel protagónico en la actualización del vetusto Arancel de Aduanas a la Nomenclatura Arancelaria de Bruselas, fue el primer gerente de la Promotora Automotora Nacional, Panal, intento pionero de ensamblaje nacional de automotores en la década de 1950, primer gerente de Toyota de Colombia, gerente de Icomundial Ltda, empresa fundadora del intercambio comercial con los países de la extinta Unión Soviética, miembro del Comité Departamental de Caficultores de Cundinamarca y fundador de nuestra firma, siempre supo granjearse el cariño, respeto y admiración de sus colaboradores, siendo que muchos de ellos terminaron acompañándolo y brindándole su amistad a lo largo de toda la vida.

 

Así como fue en su vida laboral y profesional lo fue en todos los ámbitos de su existencia. Nunca sucumbió, ni un segundo, cuando en el otoño de la vida hubo de afrontar amorosamente los rigores del cuidado de doña Lucía Mora, su amada esposa.

 

Por todo esto es grato ver cómo la memoria de don Antonio se conserva entre la gente de su generación, y unas cuantas posteriores. 

 

2010 - present

2010 - present

© 2015 Cortázar Urdaneta Abogados y Cia

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